- Lo veis? No estaba errado.
Observadlo. Os lo dije, os lo dije!- El más joven de los cinco caballeros
protectores de la Saga Escudo sonreía con cierta entonación histérica. Apuntaba
con su espada hacia el cinturón que él
mismo había dejado como señuelo ligado a un árbol junto al arroyuelo hacía ya más
de un deutenio. Cuando comenzaron sus sospechas que estaban dando vueltas
sobre el mismo lugar lo expuso a sus compañeros, pero estos habían ignorado la advertencia
del más mozo. Convencido de la veracidad de su suposición insistió en postrar
una marca para despejar las dudas que albergaba.
- Pues si Promoteo, a no ser que
ese cinturón nos haya estado acechando hemos vuelto al punto exacto dónde lo dejamos- Bresol no podía
hacer otra cosa que reconocer la evidencia.
- Pero, eso no es posible! Hemos
trotado en todo momento asistidos por el riachuelo a nuestra vera. Nunca lo hemos perdido de vista, siempre ha estado a
nuestra derecha. Acaso existen los
regueros circulares?- Sir Rakio estaba totalmente desorientado. Llevaban tres deutenios marchando por ese extraño y
desconocido lugar, y ahora de repente, quizás no habían avanzado nada.
Russell y Crammel ejercían de
espectadores a la zaga del grupo. Ambos eran muy silenciosos, cualidad que
Rakio apreciaba especialmente en sus caballeros.
- Qué haremos ahora?- La
excitación empezaba a mostrarse patente en las facciones de Promoteo. Su
quijada se tensaba y destensaba con la presión que ejercía al presionar los
dientes. La vena que le brotaba por el cuello comenzaba a tornarse azuleja. Palpitaba. Los ojos enrojecidos
y muy abiertos parecía que iban a
salirse de las cuencas en cualquier momento … - Proseguimos dando vueltas y
derrochando nuestro tiempo y energía, o
emprendemos un camino que nos lleve a algún lugar?.- Dejó de señalar con su
espada hacia el cinturón señuelo, que seguía en el árbol, para dirigirla hacia el caballero Primero de
la saga Escudo, Bresol.
- Baja esa espada! << si no quieres que te la meta por el
culo sabandija>> vigila como te diriges a mi Promoteo << niñato
osado>>, no utilices tu exceso de inconsciencia conmigo si no quieres que
yo utilice mi falta de escrúpulos con tu cabeza…
- Parad! – Tristo guió su corcel
hacia ellos y alzó la mano diestra reclamando silencio a sus compañeros -
Habéis oído eso?
Los seis viajantes se sumieron en
la mudez.
- Yo no oigo nada!- Sir Rakio
seguía atemorizado, de hecho ni por un instante había conseguido relajarse en
ese misterioso lugar por el que deambulaban- Atendéis a algo? Lo hacéis?
Bresol movió la cabeza lenta y negativamente-
Me temo, Tristo, que los nervios y el agotamiento empiezan a hacer mella también
en ti amigo.- Se dirigió al resto del acompañamiento e indicó- Prosigamos! Esta vez vamos a dejar el
riachuelo detrás, avanzaremos bosque a través. Si volvemos a topar con el río
al otro lado, no habrá duda, el rio será
curvo. De no ser así, llegaremos a alguna parte <<o eso espero>>,
debemos hallar la forma de cruzar otra vez. Llevamos demasiado tiempo aquí…
Los seis prosiguieron por el estrecho
camino que se adentraba hacia el bosque. El hecho de no reconocer ni un solo arbusto
de la frondosa vegetación, desconcertaba en demasía a Sir Rakio y también a sus
acólitos. No había ni una florecilla que hubieran conocido en el Último Mundo. Principalmente
estaba poblado por una especie de pinos altísimos y estrechos. Las espinadas
hojas que emergían de los cortos ramajes que brotaban a un lado y otro del
tronco a lo largo de todo éste, mezclaban
innumerables tonos de verde. Todas ellas se tornaban de color rojo o anaranjado
en la punta superior. Esa travesura de colores inducía a la sensación de
caminar entre árboles en llamas. Era un espectáculo perturbador sí, pero innegablemente bello.
Recorrieron varias leguas, enmudecidos,
absortos en sus pensamientos, temiendo que en cualquier momento apareciera de
nuevo ante ellos ese riachuelo, excesivamente
brillante, juguetón con las rocas que encontraba a su paso, vivaracho, serpenteante. .. Todos intuían que volverían a vislumbrarlo
pronto. Lo percibían…
Y así fue.
A ninguno le asombró…
Cauto empezó a manifestar señales
de exaltación. El imponente corcel alzaba las patas delanteras como si quisiera
liberarse de una red invisible. Las demás cabalgaduras no tardaron en
contagiarse del nerviosismo que mostraba Cauto. Relinchaban y oponían resistencia a seguir hacia adelante.
- OOOOrrs!- Rakio ejercida una especie
caricia en forma de suaves golpes sobre la grupa de Cauto- Sosiega amigo!
<< al menos que uno de los dos esté calmoso>>- Oooors!
Con el vaivén de los caballos
aquello se asemejaba mas a un espectáculo
circense que a seis valerosos aventureros sobre sus flamantes caballos.
Súbitamente, los animales
empezaron a girar sobre sí mismos, como si tuvieran terror a dirigirse hacia
cualquier lugar... Los jinetes lidiaban con ellos por mantenerse sobre su
montura. No resultaba tarea fácil dada la brusquedad de los movimientos que
Cauto y sus semejantes profesaban como intentando deprenderse de su carga.
Como por arte de magia se encontraron completamente cercados. Por un
lado el irritante riachuelo, y por el
otro… eran muchos y parecían hambrientos.
Algunos posaban apuntalados sobre
sus prolongadas y enjutas extremidades delanteras, otros, los avizoraban tan
erguidos como su encorvada espalda les permitía. Tenían por cabeza una especie
de gran huevo fosilizado, más redonda y ancha en la parte alta y notablemente más estrecha en la zona que correspondería
al mentón. A cada lado emergían unas enormes y puntiagudas orejas que se
agitaban al son de las demás facciones
cuando los engendros hacían lo que parecía ser un olfateo. A lo largo de sus espaldas gibosas sobresalían
una especie de vertebras
superdesarolladas que parecían haberles atravesado la piel. En total tenían
ocho. La parte superior de su cuerpo era desproporcionadamente grande respecto
a la inferior. Daba la sensación que tuvieran que quebrarse en cualquier
momento... Las extremidades inferiores eran la mitad de largas y anchas que la
superiores, aunque el tamaño de los angulosos dedos era el mismo en todas ellas.
Estaban completamente envueltos por una basta piel de color verde musgoso que
hacía resaltar las fibras musculares por todo el cuerpo.
Procedentes del interior de las
grandiosas bocas surgían, desorganizadamente hacia todas las direcciones, una
especie de colmillos grisáceos…. Por las comisuras chorreaban un líquido amarilloso.
Su aspecto horripilante se convertía en una
anécdota comparado con el hedor que emitían.
- Por la erupción de todos los
volcanes!! Qué es eso?- Rakio aprendió que hasta ese momento nunca había
experimentado qué era el verdadero miedo. Notó como se humedecían los calzones.
- Por las diosas Bresol, qué es eso?- Su voz se había tornado quebrada y tartamudeante.
- Krukhs – reveló Crammel, a pesar qué la pregunta no había ido
dirigida a él- son Krukhs mi señor. << Estamos perdidos>>. Mi abuelo fue Maestre del Rey Grarho el
Curioso del Último Mundo durante gran parte de su longeva vida. El Rey mostraba
un interés, en ocasiones obsesivo, por descubrir los mundos vecinos. Mi abuelo
fue enviado diversas veces para estudiarlos. Él fue quien me habló de los Krukhs.
- Y que te desveló? << que sólo
se alimentan de hierba?>>- Rakio deseaba escuchar, por voz de su
caballero, lo inofensivos que eran esos “bichos” para las personas.
- Me explicó que se dejan ver en
contadas ocasiones, sólo lo hacen si están famélicos. Dijo que son
absolutamente despiadados, que les encantan las crías de cualquier animal de
sangre caliente. Si no hay crías, se conforman con la carne dura de los individuos
adultos. Dijo, también, que es imposible
huir de ellos una vez te han designado como parte de su menú.
- Sin embargo él los conoció, y
permaneció para relatártelo… - Bresol miraba firmemente a su colega a la espera
que expusiera una idea para salir de aquel
embrollo.
- Sí!. Existe una manera- se
volteó hacia Rakio. - Solicito su conformidad para actuar con libertad ante
estos monstruos Sir. Preciso atestiguar que no seré juzgado si logro su
supervivencia <<necesitaré la
bendición de las Diosas también>>.
- En el caso que logres
salvaguardadme de estos monstruos, cumpliendo de tu cometido como Caballero de la Saga Escudo
, tienes la palabra del vigente Rey del
Último Mundo, Sir Rakio de la Saga Escudo, que no habrá juicio alguno Crammel
<< de hecho si me sacas de esta te besaré el culo si es preciso>>.
- Qué habéis ideado exactamente?
Los cinco restantes dirigieron
hacia Crammel sus miradas con expectación y recelo. Se había convertido en la
única opción que tenían para resistir.
Promoteo, luchaba por restablecer
el control sobre su respiración para no acabar perdiendo la conciencia. Sabía
que si desfallecía no volvería a despertar…
- Cabalgad, atravesad el riachuelo,
no parece profundo. No os detengáis, no miréis hacia atrás, no os desviéis.
Sólo seguid sin demoras durante un deutenio.
Yo os alcanzaré. << o eso espero>>. No hablaba demasiado pero
cuando lo hacía, Crammel irradiaba una seguridad que asustaba.
- Es todo?- Bresol no estaba cómodo
con las sencillas instrucciones que Crammel les transmitía...
- De hecho no Sir. Eso no es
todo. - Señaló hacia Promoteo- necesito que él se quede. Es el más joven y enérgico, eso me vendrá bien.
- Promoteo!. Quédate con Crammel.
Los demás cruzaremos el río y cabalgaremos recto. Ya nos alcanzaréis << o
no, qué más da>>. Rakio tenía gran
prisa por salir de esa escena
- De acuerdo!- Bresol se dirigió
a Crammel y Promoteo. Nos vemos en un deutenio
amigos. <<no lo creo>>. –que
las diosas os bendigan con sabiduría y coraje << está claro que con
coraje ya os han bendecido>>. <<Estamos en deuda>>.
Los cuatro partieron
apresuradamente hacia el riachuelo, lo cruzaron. Ninguno miró hacia atrás.
Cuando los Krukhs hicieron ademan de ir tras ellos, Crammel alzó la voz. -
Donde vais bestias? Vuestro festín está aquí?
Promoteo miró nerviosamente a su
compañero. - Por todas las Diosas y las
rameras de todos los Mundos Crammel, no
les digas eso o van a pensar que nosotros somos su banquete de hoy.- Engulló
saliva costosamente. - Porque no lo somos, no?
Todo sucedió a una velocidad
vertiginosa, Crammel desenvainó su gran mandoble de empuñadura azul. Miró a
Promoteo a los ojos y le dijo- No lo somos amigo no!. Sólo tú lo eres…
Muy muy bueno, cada día un poco mejor. Felicidades
ResponderEliminarMuy pero que muy interesante estoi deseando leer el siguiente capitulo FELICIDADES un besito
EliminarSe agradece Rosa, habrá mas! Un abrazo
EliminarHola! Vengo a agradecer tu invitación y a conocer tu espacio donde historias y aventuras se desarrollan con una verdadera cuota de misterio y suspenso. Desde ya te sigo y quedo en espera de la continuación del relato que me ha dejado no solo intrigada sino con la expectativa por saber de que son capaces los Krukhs! Dan miedito!
ResponderEliminarUn beso al vuelo:
Gaby*
Muchas gracias Gaby!
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