soy sgroya


Apareceré repentinamente en la fría ruta de
los caminantes.
Soy quien te mereces que sea, soy la Dama de las Nieves, la Diosa del Volcán, soy el
pecado y la absolución, soy tu destino, soy tu venganza y tu rencor, soy la
feminidad. Soy… Sgroya!!!!


domingo, 20 de mayo de 2012

Cap. VI- Sólo tu lo eres


- Lo veis? No estaba errado. Observadlo. Os lo dije, os lo dije!- El más joven de los cinco caballeros protectores de la Saga Escudo sonreía con cierta entonación histérica. Apuntaba con su espada  hacia el cinturón que él mismo había dejado como señuelo ligado a un árbol junto al arroyuelo hacía ya más de un  deutenio. Cuando comenzaron sus sospechas que estaban dando vueltas sobre el mismo lugar lo expuso a sus compañeros, pero estos habían ignorado la advertencia del más mozo. Convencido de la veracidad de su suposición insistió en postrar una marca para despejar las dudas que albergaba.


- Pues si Promoteo, a no ser que ese cinturón nos haya estado acechando hemos vuelto al punto  exacto dónde lo dejamos- Bresol no podía hacer otra cosa que reconocer la evidencia.


- Pero, eso no es posible! Hemos trotado en todo momento asistidos por el  riachuelo a nuestra vera. Nunca lo  hemos perdido de vista, siempre ha estado a nuestra derecha.  Acaso existen los regueros circulares?- Sir Rakio estaba totalmente desorientado. Llevaban tres deutenios marchando por ese extraño y desconocido lugar, y ahora de repente, quizás no habían avanzado nada.


Russell y Crammel ejercían de espectadores a la zaga del grupo. Ambos eran muy silenciosos, cualidad que Rakio apreciaba especialmente en sus caballeros.


- Qué haremos ahora?- La excitación empezaba a mostrarse patente en las facciones de Promoteo. Su quijada se tensaba y destensaba con la presión que ejercía al presionar los dientes. La vena que le brotaba por el cuello comenzaba a  tornarse azuleja. Palpitaba. Los ojos enrojecidos y muy  abiertos parecía que iban a salirse de las cuencas en cualquier momento … - Proseguimos dando vueltas y derrochando nuestro tiempo y energía,  o emprendemos un camino que nos lleve a algún lugar?.- Dejó de señalar con su espada hacia el cinturón señuelo, que seguía en el árbol,  para dirigirla hacia el caballero Primero de la saga Escudo,  Bresol.


- Baja esa espada!  << si no quieres que te la meta por el culo sabandija>> vigila como te diriges a mi Promoteo << niñato osado>>, no utilices tu exceso de inconsciencia conmigo si no quieres que yo utilice mi falta  de escrúpulos  con tu cabeza…


- Parad! – Tristo guió su corcel hacia ellos y alzó la mano diestra reclamando silencio a sus compañeros - Habéis oído eso?




Los seis viajantes se sumieron en la mudez.


- Yo no oigo nada!- Sir Rakio seguía atemorizado, de hecho ni por un instante había conseguido relajarse en ese misterioso lugar por el que deambulaban- Atendéis a  algo? Lo hacéis?


Bresol movió la cabeza lenta y negativamente- Me temo, Tristo, que los nervios y el agotamiento empiezan a hacer mella también en ti amigo.- Se dirigió al resto del acompañamiento e indicó-  Prosigamos! Esta vez vamos a dejar el riachuelo detrás, avanzaremos bosque a través. Si volvemos a topar con el río al otro lado,  no habrá duda, el rio será curvo. De no ser así, llegaremos a alguna parte <<o eso espero>>, debemos hallar la forma de cruzar otra vez. Llevamos demasiado tiempo aquí…


Los seis prosiguieron por el estrecho camino que se adentraba hacia el bosque. El hecho de no reconocer ni un solo arbusto de la frondosa vegetación, desconcertaba en demasía a Sir Rakio y también a sus acólitos. No había ni una florecilla que hubieran conocido en el Último Mundo. Principalmente estaba poblado por una especie de pinos altísimos y estrechos. Las espinadas hojas que emergían de los cortos ramajes que brotaban a un lado y otro del tronco a lo largo de todo éste,  mezclaban innumerables tonos de verde. Todas ellas se tornaban de color rojo o anaranjado en la punta superior. Esa travesura de colores inducía a la sensación de caminar entre árboles en llamas. Era un espectáculo perturbador sí,  pero innegablemente  bello.


Recorrieron varias leguas, enmudecidos, absortos en sus pensamientos, temiendo que en cualquier momento apareciera de nuevo ante ellos ese riachuelo, excesivamente  brillante, juguetón con las rocas que encontraba a su paso, vivaracho,  serpenteante. ..  Todos intuían que volverían a vislumbrarlo pronto. Lo percibían…


Y así fue.


A ninguno le asombró…


Cauto empezó a manifestar señales de exaltación. El imponente corcel alzaba las patas delanteras como si quisiera liberarse de una red invisible. Las demás cabalgaduras no tardaron en contagiarse del nerviosismo que mostraba Cauto. Relinchaban y oponían  resistencia a seguir hacia adelante.


- OOOOrrs!- Rakio ejercida una especie caricia en forma de suaves golpes sobre la grupa de Cauto- Sosiega amigo! << al menos que uno de los dos esté calmoso>>-  Oooors!


Con el vaivén de los caballos aquello se asemejaba mas a un espectáculo  circense que a seis valerosos aventureros sobre sus flamantes caballos.


Súbitamente, los animales empezaron a girar sobre sí mismos, como si tuvieran terror a dirigirse hacia cualquier lugar... Los jinetes lidiaban con ellos por mantenerse sobre su montura. No resultaba tarea fácil dada la brusquedad de los movimientos que Cauto y sus semejantes profesaban como intentando deprenderse de su carga.


Como por arte de magia  se encontraron completamente cercados. Por un lado el irritante  riachuelo, y por el otro… eran muchos y parecían hambrientos.


Algunos posaban apuntalados sobre sus prolongadas y enjutas extremidades delanteras, otros, los avizoraban tan erguidos como su encorvada espalda les permitía. Tenían por cabeza una especie de gran huevo fosilizado, más redonda y ancha en la parte alta  y notablemente más estrecha en la zona que correspondería al mentón. A cada lado emergían unas enormes y puntiagudas orejas que se agitaban al son de las demás facciones  cuando los engendros hacían lo que parecía ser un olfateo.  A lo largo de sus espaldas gibosas sobresalían una especie de  vertebras superdesarolladas que parecían haberles atravesado la piel. En total tenían ocho. La parte superior de su cuerpo era desproporcionadamente grande respecto a la inferior. Daba la sensación que tuvieran que quebrarse en cualquier momento... Las extremidades inferiores eran la mitad de largas y anchas que la superiores, aunque el tamaño de los angulosos dedos era el mismo en todas ellas. Estaban completamente envueltos por una basta piel de color verde musgoso que hacía resaltar las fibras musculares por todo el cuerpo.


Procedentes del interior de las grandiosas bocas surgían, desorganizadamente hacia todas las direcciones, una especie de colmillos grisáceos…. Por las comisuras chorreaban un líquido amarilloso.


 Su aspecto horripilante se convertía en una anécdota comparado con el hedor que emitían. 


- Por la erupción de todos los volcanes!! Qué es eso?- Rakio aprendió que hasta ese momento nunca había experimentado qué era el verdadero miedo. Notó como se humedecían los calzones. - Por las diosas Bresol, qué es eso?- Su voz se había tornado  quebrada y tartamudeante.


- Krukhs – reveló Crammel, a pesar qué la pregunta no había ido dirigida a él- son Krukhs mi señor.  << Estamos perdidos>>.  Mi abuelo fue Maestre del Rey Grarho el Curioso del Último Mundo durante gran parte de su longeva vida. El Rey mostraba un interés, en ocasiones obsesivo, por descubrir los mundos vecinos. Mi abuelo fue enviado diversas veces para estudiarlos. Él fue quien me habló de los Krukhs.


- Y que te desveló? << que sólo se alimentan de hierba?>>- Rakio deseaba escuchar, por voz de su caballero, lo inofensivos que eran esos “bichos” para las personas.


- Me explicó que se dejan ver en contadas ocasiones, sólo lo hacen si están famélicos. Dijo que son absolutamente despiadados, que les encantan las crías de cualquier animal de sangre caliente. Si no hay crías, se conforman con la carne dura de los individuos adultos. Dijo, también,  que es imposible huir de ellos una vez te han designado como parte de su  menú.


- Sin embargo él los conoció, y permaneció para relatártelo… - Bresol miraba firmemente a su colega a la espera que expusiera una idea  para salir de aquel embrollo.


- Sí!. Existe una manera- se volteó hacia Rakio. - Solicito su conformidad para actuar con libertad ante estos monstruos Sir. Preciso atestiguar que no seré juzgado si logro su supervivencia  <<necesitaré la bendición de las Diosas también>>.


- En el caso que logres salvaguardadme de estos monstruos, cumpliendo  de tu cometido como Caballero de la Saga Escudo ,  tienes la palabra del vigente Rey del Último Mundo, Sir Rakio de la Saga Escudo, que no habrá juicio alguno Crammel << de hecho si me sacas de esta te besaré el culo si es preciso>>. - Qué habéis ideado exactamente?


Los cinco restantes dirigieron hacia Crammel sus miradas con expectación y recelo. Se había convertido en la única opción que tenían para resistir.


Promoteo, luchaba por restablecer el control sobre su respiración para no acabar perdiendo la conciencia. Sabía que si desfallecía no volvería a despertar…


- Cabalgad, atravesad el riachuelo, no parece profundo. No os detengáis, no miréis hacia atrás, no os desviéis. Sólo seguid sin demoras durante un deutenio. Yo os alcanzaré. << o eso espero>>. No hablaba demasiado pero cuando lo hacía, Crammel irradiaba una seguridad que asustaba.


- Es todo?- Bresol no estaba cómodo con las sencillas instrucciones que Crammel les transmitía...


- De hecho no Sir. Eso no es todo. - Señaló hacia Promoteo- necesito que él se quede. Es el  más joven y enérgico, eso me vendrá bien.


- Promoteo!. Quédate con Crammel. Los demás cruzaremos el río y cabalgaremos recto. Ya nos alcanzaréis << o no, qué más da>>. Rakio tenía gran  prisa por salir de esa escena


- De acuerdo!- Bresol se dirigió a Crammel y Promoteo. Nos vemos en un deutenio amigos.  <<no lo creo>>. –que las diosas os bendigan con sabiduría y coraje << está claro que con coraje ya os han bendecido>>. <<Estamos en deuda>>.


Los cuatro partieron apresuradamente hacia el riachuelo, lo cruzaron. Ninguno miró hacia atrás.


Cuando los Krukhs hicieron ademan de ir tras ellos, Crammel alzó la voz. - Donde vais bestias? Vuestro festín está aquí?


Promoteo miró nerviosamente a su compañero.  - Por todas las Diosas y las rameras de todos los Mundos  Crammel, no les digas eso o van a pensar que nosotros somos su banquete de hoy.- Engulló saliva costosamente. - Porque no lo  somos, no?


Todo sucedió a una velocidad vertiginosa, Crammel desenvainó su gran mandoble de empuñadura azul. Miró a Promoteo a los ojos y le dijo- No lo somos amigo no!.  Sólo tú lo eres…

5 comentarios:

  1. Muy muy bueno, cada día un poco mejor. Felicidades

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    1. Muy pero que muy interesante estoi deseando leer el siguiente capitulo FELICIDADES un besito

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    2. Se agradece Rosa, habrá mas! Un abrazo

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  2. Hola! Vengo a agradecer tu invitación y a conocer tu espacio donde historias y aventuras se desarrollan con una verdadera cuota de misterio y suspenso. Desde ya te sigo y quedo en espera de la continuación del relato que me ha dejado no solo intrigada sino con la expectativa por saber de que son capaces los Krukhs! Dan miedito!
    Un beso al vuelo:
    Gaby*

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